Una cubierta para una piscina más limpia y duradera.
Con la llegada de septiembre el verano empieza a llegar a su fin. Llegados a este punto y con la bajada de las temperaturas tanto de día como de noche, la temperatura del agua de nuestra piscina también baja unos grados, que poco a poco nos parecerá un tanto fría para darse un baño.
Cubrir una piscina es la solución perfecta para subir la temperatura y mantenerla más cálida para el momento del baño. Aunque instalar una cubierta en tu piscina puede ser una inversión, tiene muchos beneficios más allá de la temperatura. Te contamos más a continuación:
- Cubrir su piscina es pues un hecho beneficioso sobre todo si esta va a pasar un gran periodo en desuso, favoreciendo la conservación de su estructura, sus materiales, el gresite o la pintura en temporadas frías, al igual que en las estaciones más cálidas.
- Además, un beneficio que destacar es que las cubiertas evitan que la piscina se ensucie más de lo debido y nos ayudará a ahorrar esfuerzo y tiempo en su cuidado. Es ideal para mantener la piscina más limpia, sobre todo en aquellas que están rodeadas de campo y vegetación, donde por la noche puede levantarse aire. Así mismo, evitaremos el uso de químicos para su tratado y mantenimiento. Se reduce el uso de productos de mantenimiento entre un 35-60 % al no evaporarse los mismos.
- Evita la evaporación de agua durante las horas en las que no se use la piscina, hay que tener en cuenta que en verano también hay evaporación nocturna.
- Durante la noche se mantiene el calor que ha cogido el agua durante el día por la acción del sol. Además, en piscinas con calefacción o bomba de calor se evitan perdidas de calor con el consiguiente ahorro energético que supone. En piscinas sin calefacción la temperatura del agua puede aumentar entre 6 y 12 grados usando una cubierta.
Además de mantenerla más limpia visualmente, evitarás que se desarrollen los microorganismos y bacterias que afectan a la calidad del agua.